Bienvenidos al espacio de Artes Escénicas de Micomicona.
RECURSO 1
Algunos ejemplos de varios tipos de artes escénicas
RECURSO 2.
El teatro kabuki
Más de cuatro siglos de historia avalan al teatro Kabuki con momentos de esplendor y de declive, pero aquí sigue. Si no se habla japonés es complicado entenderlo textualmente, pero la interpretación de los actores con sus juegos gestuales, los coloridos vestuarios, los impresionantes maquillajes y la subyugante música hacen que cualquier espectador pueda sentir emocionalmente lo que ocurre en el escenario.
¿Qué es el teatro Kabuki?
Una de las cuatro formas de teatro tradicional japonés junto al Noh -aristocrático-, Kyogen -cómico- y Bunkaru -marionetas-. Se caracteriza por tener una puesta en escena visual y dinámica con música, baile y canto sutilmente coreografiados, con fulgurantes trajes y maquillajes y una declamación efectista e idiosincrásica. Está altamente codificado, cada elemento que vemos tiene una función predeterminada, nada es porque sí.
Etimología
Si leemos individualmente los kanji (sistema de escritura nipona) significa: cantar, bailar y habilidad y se suele traducir por “el arte de cantar y bailar”. Pero los ateji (práctica de asociar un kanji a palabras tomando su sonido) muestran otro concepto: viene del verbo kabuku que es “inclinarse” o “estar fuera de lo ordinario” y así se interpreta como “teatro experimental”.
Origen
Surge en el período Edo (1600-1868), en el que, tras una largo periodo de guerras, florece una clase media de comerciantes y una secularización social. En 1603, la miko -sirvienta- del santuario Izumo, Izumo no Okuni, comenzó a hacer representaciones del nembutsu odori -danza religiosa- en el lecho seco del río Kamogawa de Kioto, al parecer, con el objetivo inicial de recaudar dinero para el templo al que servía. Para tal fin reclutó mujeres marginales con las creo una especie compañía teatral y ellas realizaban los papeles de ambos géneros. Bien por la influencia de la marginalidad, bien por el momento histórico, ese baile inicialmente sacro se convirtió en una danza dramatizada que, con cierta sensualidad, terminó fusionada a pantomimas y a sainetes que buscaban mostrar la vida cotidiana de la época. De hecho, aquellas riberas del río, improvisados escenarios al aire libre, impulsaron algunas de las características que ahora definen sus representaciones: una fuerte declamación para paliar la falta de acústica y maquillajes y vestidos extravagantes para crear los personajes visualmente. Su popularidad alcanzaría tales cotas que Okuni actuó frente a la Corte Imperial. Mientras, en Europa, se desarrollaba el teatro Isabelino.
Historia
Tras él éxito de Okuni, aparecieron diversas compañías por todo el país, muchas de ellas de carácter más liberal. El ambiente disoluto que las rodeaba hizo que el shogunato Tokugawa jugara la carta de la moralidad -esta fue una época caracterizada por las restricciones y prohibiciones- y que expulsara a las mujeres de los tablas en 1629. Aunque existe la corriente histórica que achaca su salida a la cotidianidad de las obras que mostraban escándalos de la época. Fueron sustituidas por hombres jóvenes (wakashu) pero, de nuevo, muchos de ellos ejercían la prostitución y, finalmente, en 1652, también a ellos se les prohibió actuar. Desde entonces solo los hombres maduros (yarô) podían actuar interpretando ambos géneros.
Actores
Los que interpretan los roles masculinos se denominan tachiyaku y los que hacen femeninos, onnagata u oyama. Hasta no hace mucho era una profesión de linaje y cada uno de ellos se especializaba en un tipo de papeles. En términos generales realizan interpretaciones con un lenguaje antiguo y respetuoso que armoniza con la danza, el canto y la música. Son muy características las katas o poses establecidas que formalizan la belleza de la representación como la roppô (de salida de escena gesticulando) o la mie-o-kiru (se quedan como una estatua en el clímax). Mención especial a los kuroko, los ayudantes invisibles -los espectadores hacen como si no los vieran-, quienes, vestidos de negro, ayudan a los actores y a la puesta en escena. Y una nota importante, desde la II Guerra Mundial, existen compañías con actrices.
Temas
Hay tres tipos en relación con la trama: jidaimono, que narran pasajes históricos con una fuerza dramática y estéticamente recargados; sewamono, que cuentan la vida de la gente de los pueblos de forma realista, y shosagoto, en el que se bailan piezas de danza combinadas con la pantomima y una puesta en escena muy colorida.
Maquillaje
Hay varias razones que potenciaron el uso del maquillaje o keshō como la ausencia de dinero para máscaras de madera del Noh o la prohibición de actuar a mujeres que lo hacía necesario para convertir a varones en féminas. Los actores consideran que ponérselo les prepara psicológicamente para la actuación. Todo comienza con una base blanca hecha de polvo de arroz conocida como oshiroi a la que se sumará la técnica del kumadori que marca a través de la colores y líneas el dramatismo, teniendo cada uno de ellos un significado que otorga carácter al personaje. El escritor y filósofo francés Roland Barthes afirmaba sobre él en El imperio de los signos: la cara del actor kabuki “no está pintada, sino escrita”.
Escenario
Desde la ribera del río en la que comenzó, se ha sofisticado a golpe de combinar tradición, como los kuroko, con la innovación tecnológica. El escenario se divide en dos partes el kamite a la izquierda donde van los personajes principales y el shimote para los secundarios. Los cambios escenográficos se realizan en mitad de las escenas sin que caiga el telón, se sirven de diferentes elementos como de una pasarela que conecta el escenario con el público que llaman hanamichi o camino de las flores para hacer las entradas y salidas dramáticas; de puertas, trampillas o seri y de un escenario giratorio o mawaributai que permite el desarrollo de una acción secundaria.
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